2.12.08

Alter ego

Siempre he pensado que hay un igualito a mí en algún lugar. Quién sabe dónde, quién sabe cómo. No es fácil ser yo, aunque suene presumido y casi ególatra de mi parte. Nacer en una familia monoparental, donde todos dudan de todos y cada cual vela por lo suyo, sin importar a quién se llevan por delante, te hace ser una persona un tanto perfeccionista. Y tanto rigor te conduce a ser ruda, ojalá con una careta en frente.

Y en esta reflexión febril, me pregunté cómo sería este igual-distinto. Quizás sería una chica con una vida más light -no es que me quiera hacer la sufrida a esta altura, pero de que me ha costado, me ha costado-, con menos complejos y más decisión, con miedos de niña de 15 y no de mujer de 45, sin tantos problemas existenciales. A lo mejor no se cuestiona tanto, vive más al día, con más soltura y cero vergüenza.

O tal vez es un hombre, de unos 50, separado, con miedo a la soledad, que busca noche tras noche a mujeres en un bar, tratando de olvidar lo que perdió.

Pero después de tanto caldo de cabeza pensé: "Todo esto convive en mí". Cada día me despierto tratando de ser esa chica con menos tapujos, sin dobles lecturas, con menos temor a lo que vendrá. También vago por mi existencia buscando no quedarme sola.

¿Y si mi alter ego vive dentro de mí?

Someday, I'll find someone. Different than me. Maybe just like me.

27.11.08

Anyhow, I’ll get another toy

Se acabó el plazo. Súper simple. Todo llega a un colmo, y aunque mi paciencia es infinita y los recursos son inagotables en mí, mi nuevo status frente a la vida me impide dejar que las cosas se escurran de ella sin siquiera patalear.

Si hasta ahora es muy confuso este relato para usted, señor lector, créame que para mí también lo es. Pero haciendo un esfuerzo gigantesco, vamos a tratar de aclarar esto.

No sé si yo soy la que empuja a todos a ser indecisos conmigo o si yo soy la indecisa con ellos, pero un cierto ambiente de inseguridad rodea mi actuar y el de la gente cercana. ¿Más claro? No sé qué esperar de la gente.

En mi etapa pesimista-buscomidestino-preadolescenciafull-edaddelpavo siempre pensé que cuando uno no esperaba nada, no había motivo alguno para desilusionarse. Pero esa cosa llamada madurez, unida a la aspiración de la adultez, me hizo necesitar de ciertas certezas en mi vida, me hizo confiar/desconfiar de los actos habituales.

Tengo la imperiosa necesidad de saber lo que los demás piensan, sienten, comen y duermen. No es un afán de meterme en sus vidas -cualquiera que sepa que estudié cinco años para intrusear en realidades ajenas creería eso-, sino que es una manera de reafirmar mis propias creencias.

Ante eso, cada conversación se convierte en un suplicio. Lectura entre líneas, ademanes, actitudes, gestos, todo tiene que ser calificado por un aguzado lente que conceptualiza hasta el más pequeño de los detalles.

Y esta maldita construcción mental me lleva a crearme expectativas sobre la gente y lo que quieren de mí. Uf! Volvemos al eterno ciclo de querer-amar-odiar, algo agotador a estas alturas.

Por eso pataleé tanto, por eso me/les di un ultimátum. Quizás volver a la adolescencia, esa de no esperar nada sea lo mejor por estas épocas. Pero como diría la Javi: "Anyhow, I'll get another toy".


Si pensaste que de alguna manera inspiraste este post, es porque has sabido leer entre mis líneas.

25.11.08

El arte de la conquista

La guerra es una expresión y tener el know how en ese caso es imprescindible. Frente al batallón, el brazo no puede titubear para dar una orden. Es la vida la que está en juego. Esa es la verdadera conquista, no la cursilería barata de la que Village es dueña.

Y sí, es lindo el peluche con su tarjeta respectiva, las flores y la galantería, pero hay cosas de fondo. Que su brazo te rodee es maravilloso, más aún cuando te hace sentir mejor que nunca. Pero si él desaparece o aun peor, no aparece nunca; si lo invitas en la máxima expresión de la mujer independiente que llevas dentro y siempre tiene "algo más"; si no es capaz de jugárselas por ti, ni siquiera en messenger, es hora del ultimátum.

Claro, el "amorsh" es casi, casi tan dramático como la guerra. Dejando de lado la sangre y las balas -aunque a Pasiones le falta poco-, ambos requieren de técnica.

Dicen que la práctica hace al maestro, y si de eso se trata, ya parece que ocupé mi cuota. Allí te das cuenta de lo que eres y es ese el momento en que tratas de enrielarte. Pero lo has pasado tan mal que tratas de tomar las riendas de tu vida, pero no sabes si tienes las fuerzas o si acaso quieres tenerlas. Tu mundo antes estructurado sufre cambios constantes, no necesariamente malos, sólo que ahora todo es distinto. Los errores ahora sí que pesan, mucho más que antes. Recién notas que necesitas una base y comienzas a cuestionarte si realmente la tuviste alguna vez.

Ya no hay práctica que valga. Sin embargo, algo, una delgada sensación queda entre medio. Que el olfato no te falla. Que no es tiempo de tirar la esponja. Que el sadomasoquismo que sale por tus venas te va a envolver nuevamente. Y sólo puedes valerte de una cosa: hacer de la expresión un arte. Que tu brazo no tiemble, porque tal como en la guerra, la conquista es de vida o muerte.

4.10.08

El amigo que a veces te tiene ganas

Sprite, después de Ricardo Arjona y Daddy Yankee, es el nuevo filósofo de esta época. Claro, y es que después de las frases rompedoras de "una mentira que te haga feliz, vale más que una verdad que te amargue la vida" o "lo que pasó, pasó", creo que la más cierta es que tu amigo te tiene ganas.

Y la verdad es que no importa cuánto te hayas esforzado por mantener el delgado límite entre ambos, menos si es el único al que jamás te hayas imaginado en "that situation", la realidad sigue siendo que tu amigo te tiene ganas.

No importa si tiene 20 o 40, pero el copete se le sube a la cabeza y se pone sincero. Por no decir directo. Comienza por decirte lo importante que eres para él, e incluso te trata de enganchar con alguien. Y quién no cae con eso. "Pucha, que es buen amigo"; buen amigo, a las pailas.

Después, entre broma y broma -donde la verdad se asoma-, te tira su tallita. Buenas piernas, traste increíble y algo de pechugas, pero consistentes. Esa ha sido la descripción más corta de mi existencia, la más lacónica y la más vendedora. Pero algo ya debe oler mal a esa altura. ¿Desde cuándo empezaste a tener pechugas para él? ¡Pero si eras un niñito más en los carretes! ¡Tomabas a la par y hasta le hacías gancho! Juntos se reían de las pokelais de 30 con el vestido de novia en la guantera.

Al final de la noche, cuando las luces se encienden -y la cerveza se empieza a acabar, según los Cadillacs-, te lo llevas a su casa, como su amiga aperrada. Y las cosas se caldean, porque el amigo está con ganas de probar el producto que promociona. Mi mamá siempre dice que lo que no se ve, se toca, y él parece estar rogando al cielo que se corte la luz.

Un poquito por aquí, otro poquito por allá, y parece que el amigo está con hiperkinesis o algún defecto hereditario que le afecta el sistema nervioso, porque no puede dejar las manos en su lugar.

Llega el momento de jugar al papel de la ofendida-relajada. ¿Cómo se te ocurre tocarme el traste? Pero, tranqui, filo no más. Y el muchacho se va a acostar de lo más tranquilo.


Estos son los momentos del mes en que descubres a tu amigo que a veces -y sólo esas veces- te tiene ganas. El problema está en que si "esas veces" se repiten muy a menudo, te empiezas a cuestionar si eres tú la que le tiene ganas.

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Cualquier semejanza con la realidad, es algo de coincidencia.

7.9.08

Pan y carne

Hay algo peor que tener una "relación" con alguien de la oficina -defínase "relación" como cualquier acercamiento amatorio, incluso si este no pasa de primera base. La parte que empeora todo esto es tener que mirarle la cara al otro día. Y si tu jefe te pone a trabajar directamente con él, podemos declararlo como el día oficial en tu contra.

Y es así. Las fuerzas de la naturaleza se conjugan para que todo tenga una segunda lectura. Que si lo llamas es para consultarle algo, es probablemente porque quieres escuchar su voz; o si te acercas a él para mirar lo que llevan, es básicamente porque su olor funciona como la miel en las abejas.

¡Por Dios! ¡Si ni siquiera fue un one night stand! Uno o dos besos (e incluso si fueron más) no implica que encontraste al amor de tu vida... Si mi madre tiene razón en algo, es cuando dice: "no comas carne en el lugar en donde te ganas el pan". El problema no es comerse un filete mignon o un vil bistec de asiento. El asunto está en que la carne es confianzuda, y se cree que su corte es único en el mundo.

Con hambre, hasta la panita es buena. Y si trataba de suplir la falta de Vitamina B (ojo, la vitamina P es para otro capítulo) es una necesidad prácticamente biológica y absolutamente humana.

De ser un compañero de trabajo, pasa a creerse tu amigo y casi tu padre. Se siente con derechos. ¿Perdón? ¿En qué parte me perdí? ¿Dónde está eso de que "besos y abrazos no sacan pedazos"? ¿Por qué existe el bendito reggeaton?

Esta es la parte en que descubrí en que no somos las que andamos con el vestido de novia en la cartera. No importa si tienen 20 o 35... Siguen viviendo con la madre y buscan reemplazarla por una más joven que aparte les dé nuevas regalías... Entonces ¿quién es el que anda con el frac en la billetera? Bien dice mi madre... Pan y carne no se mezclan.


18.5.08

24 misiones en la vida

Tener un hijo, plantar un árbol y escribir un libro. Sin importar el orden de los factores, el proverbio chino destaca las misiones de cada ser en la vida. Las trascendentales. Esas con las que uno puede sentirse con la satisfacción del deber cumplido.

Pero, ¿sólo eso?


Procear, trabajar por el mundo y aumentar un stock literario que sólo se empolva en las viejas repisas de librerías y bibliotecas. Muy poco para mí.


He aquí un delirio fantástico de las metas de mi vida.

1) Salvar al mundo del gremialismo.
2) Tener una casa para mi mamá.
3) Ser una buena persona.
4) Amar intensamente.
5) Ser una buena periodista.
6) Construir un mejor país a través de los medios de comunicación.
7) Sentarme cada noche a tomar un café.
8) Sentir sin culpa.
9) Mejorar la vida de una persona.
10) Realizar clases a personas que no gozan de los mismos privilegios que yo.
11) Liderar la revolución social, sin tener que ponerme ninguna camiseta en especial.
12) Donar los órganos que aún sirvan.
13) Construir juguetes para mis niños.
14) Retirarme a una casa de playa para vivir lo que me quede.
15) Amanecer con la persona correcta.
16) Encontrarla primero.
17) Tirar mi celular al río.
18) Honrar a mis muertos.
19) Leerme la Biblia y la Guía de teléfonos completa.
20) Dejar de pensar en lo que no fue.
21) Pedirle pololeo a alguien.
22) Poder perdonar.
23) Nunca dejar de llorar por las cosas simples.
24) Y finalmente, ¡ser feliz!

Creo que, finalmente, me quedo con la última.

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